El postparto o puerperio es, fundamentalmente, un periodo de cambios y de adaptación, que comienza de un modo abrupto con la llegada del recién nacido. A estos cambios has ido preparándote sin darte cuenta a lo largo de toda la gestación, cuando te descubrías pensando en cómo sería tu bebé y cómo sería tu nueva vida junto a él. Pero ahora que le tienes contigo, lo más probable es que sientas que todo esto es nuevo para ti y esa sensación sea cuanto menos abrumadora.
Así es que esto es para lo que, fundamentalmente, tendrás que prepararte de cara al postparto, estar dispuesta a que muchos aspectos, si no todos, de tu vida anterior cambien en mayor o menor grado en un primer momento. Posteriormente y, de un modo progresivo, las cosas volverán a su cauce, podrás ir retomando rutinas y espacios que te eran propios, e irás incorporando el hecho de ser madre y tener un hijo, a todos los ámbitos de tu vida con normalidad.
El puerperio, médicamente hablando, es el período de tiempo que va desde el momento inmediato en el que tiene lugar el alumbramiento del bebé y de la placenta, hasta que el estado físico de la mujer vuelve a ser el previo al embarazo. Esta es una definición puramente fisiológica, pero sabemos que el puerperio contempla muchos más aspectos. Por ello, podemos decir que el puerperio, desde un punto de vista psicológico y emocional, dura en torno a un año o dos tras el nacimiento del bebé.
En este tiempo vas a pasar por diferentes fases:
A pesar de que cada vez se habla más en todos los medios de comunicación, libros y redes sociales sobre el postparto y lo difícil de este periodo, te estás dando cuenta de que “del dicho al hecho hay mucho trecho”, porque una cosa es que te lo digan o lo leas, y otra muy diferente es vivirlo; sabes que los primeros meses no vas a poder dormir varias horas seguidas, pero no sabes lo que eso te va a suponer realmente, sabes que el bebé te va a demandar veinticuatro horas, pero no sabes lo que esa dependencia va a generarte, sabes que la lactancia puede ser complicada, que existen las grietas del pezón o las mastitis, pero no puedes hacerte una idea real del dolor que ello supone.
También sabes del baile y desajuste hormonal que se presenta en el puerperio, pero te sigue sorprendiendo que de repente mires al bebé dormir plácidamente y te pongas a llorar de emoción y orgullo. También puede pasar que, tras dos horas de llanto desgarrador e inconsolable del recién nacido, acabes llorando tú también desolada asumiendo con gran culpa que no eres capaz de criar a tu hijo o que incluso preferirías que lo hicieran otros ante el miedo que te supone tu propio bebé.
Todo esto es lo que puedes esperar de este primer tiempo con tu bebé. Todo es nuevo y lo más probable es que sientas que no estás preparada, pero con paciencia y tiempo, adaptándote a los nuevos ritmos y demandas de tu bebé, irás siendo capaz de disfrutar de él y sus cuidados.
Confía en ti, en lo que tu instinto te dice que es lo mejor para vosotros y seguro que acertarás porque eres la que mejor va a conocer lo que tu hijo necesita.
Sabina del Río Ripoll
Psicóloga Perinatal y Directora de Calma
Calma: Centro de Psicología y Especialistas en Maternidad