MIS HORMONAS Y EL POSTPARTO
La preparación que sufre el cuerpo para el parto es un cambio hormonal continuo, con importantes oscilaciones y con repercusiones sobre multitud de aspectos de la vida diaria, tanto físicos como emocionales.
Una vez se ha producido el parto y se ha desprendido la placenta, todas las hormonas dependientes de la misma empiezan a disminuir de forma rápida. Estas son principalmente la gonadotropina corial y el lactógeno placentario. Debido a este descenso, se produce un aumento de la prolactina, que permite comenzar con la lactogénesis para instaurar la secreción de la leche materna. Este es el asunto más importante y visual en relación con la disminución de las hormonas placentarias, pero también este cambio hormonal ayuda a mantener la adecuada contractilidad uterina tras el parto y a eliminar sodio y agua a través de una diuresis aumentada.
Tras la expulsión de la placenta, también se produce una disminución de la progesterona, que regresa a niveles similares a los previos al embarazo. Recordemos que la progesterona es una hormona relevante durante todo el embarazo que ayuda a “proteger” el mismo. Los niveles de estrógenos permanecen elevados en los momentos iniciales, este es el justificante de que exista más labilidad emocional. Además, este nivel predominante estrogénico puede afectar al eje tiroideo y el suprarrenal, por lo cual, ante síntomas de aumento de peso, cansancio excesivo, dolores de cabeza, debilidad, etc., es recomendable que lo valoren vuestros profesionales de la salud.
Las hormonas más implicadas en la lactancia materna son la prolactina y la oxitocina. La prolactina es la encargada de estimular la producción de leche en el tejido mamario. Por su parte, el estímulo producido por la succión de vuestro bebé activa una parte del sistema nervioso central (cerebro) denominado neurohipófisis, que se encargará de segregar oxitocina para favorecer la salida de la leche a través del pezón.
La oxitocina es una de las hormonas más importantes del organismo y, en este momento de lactancia materna, cobra un papel fundamental. De esta manera, estímulos como el que hemos visto de succión, el llanto del bebé o el sentimiento de apego, aumentarán la producción de oxitocina para favorecer la salida de leche. En contra, sentimientos como el estrés o el miedo pueden hacer que disminuya la salida de leche, incluso la bloqueen, debido a que esos sentimientos liberan adrenalina, hormona antagonista (contraria) a la oxitocina.
Al principio del puerperio, la acción hormonal del ovario se ve frenada. Este freno ocurre entre cuatro a ocho semanas tras el parto en las mujeres que optan por la lactancia artificial. En caso de lactancia materna, suele prolongarse más, incluso varios meses.
Habitualmente, los primeros ciclos menstruales tras el parto son anovulatorios, esto significa que, aunque se produzca menstruación, no se libera un óvulo. Por lo cual, la posibilidad de quedar embarazadas en este periodo es menor, aunque no imposible.
En este periodo es tremendamente importante una adecuada nutrición, pues las necesidades metabólicas están aumentadas tras el parto y, sobre todo, tras la lactancia materna. Por lo que, una adecuada dieta acompañada de ejercicio diario ayudará a encontrarse mejor a nivel de salud física y psicológica.
Una vez más, el mensaje fundamental es que no estáis solas; matronas, enfermería, fisioterapeutas, ginecólogos, médicos de atención primaria, endocrinólogos, nutricionistas, etc., estamos para ayudaros en todo momento. Confiad en equipos profesionales adecuadamente preparados para cuidar de vuestra salud, prestad atención a signos o síntomas que penséis que se salen de la normalidad, consultadlo todo, resolved vuestras dudas y, sobre todo, contad con nosotros para acompañaros en este momento tan humano como es la maternidad.
Rodrigo Orozco Fernández
Jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología
Hospital Universitario Quirónsalud de Málaga