PRIMER TRIMESTRE DE EMBARAZO

No solo tenemos que lidiar con los cambios hormonales que se producen, sino que, además, hay que aprender a manejar y gestionar bien los tiempos y las emociones. Tras un resultado positivo en la prueba de embarazo, deseamos poder ver y confirmar lo antes posible que “todo va bien”, pero no es hasta la semana 6-7 de embarazo cuando se puede empezar a ver ecográficamente el embrión y escuchar por primera vez su latido cardíaco.

La primera pregunta a la que debemos responder es: ¿cómo contamos los sanitarios el embarazo y por qué no se hace en meses, como en las películas? Pues bien, el embarazo se cuenta en semanas o días comenzando a contar a partir del primer día de la última menstruación. Es frecuente que durante este primer trimestre se modifique esa fecha de última regla en función del tamaño que tenga el embrión, pues no todas las mujeres se quedan embarazadas el mismo día del ciclo. 

Por todo esto, es importante agendar la primera visita con el ginecólogo entre la semana 7 y 9 de embarazo. En esta primera consulta se revisará la historia clínica completa, los factores de riesgo para evaluar los controles que necesitas para el adecuado control gestacional, se realizará una ecografía para ver el corazón y posiblemente escuchar su latido. También se estudiará la frecuencia cardíaca (veréis cómo en estas primeras semanas está mucho más acelerada, en torno a los 150 latidos por minuto) y se establecerán las primeras recomendaciones gestacionales.

En muchas ocasiones, es recomendable realizar una primera consulta con vuestra matrona para que os pueda orientar de una forma pausada sobre las recomendaciones nutricionales asociadas al embarazo, qué se puede hacer y qué no, dar pautas sobre el ejercicio físico y resolver todas aquellas dudas que puedan surgiros.

En realidad, el embarazo es una situación fisiológica en la que prácticamente todo es posible. Las propias limitaciones os las iréis encontrando durante todo este recorrido, pero se puede hacer prácticamente de todo, siempre con cabeza. Cuando un embarazo es planificado, se recomienda suplementar la dieta con ácido fólico durante los 2-3 meses previos a comenzar a buscar el embarazo. Si no ha sido programado, se debe de comenzar esta suplementación desde el momento en que te enteres que estás embarazada.

En torno a la semana 10 de embarazo se recomienda hacer la analítica del primer trimestre (pueden ser varias según los protocolos de cada Hospital). Esta analítica es de vital importancia, pues nos sirve de punto de partida para valorar el estado general del embarazo, el tipo de suplementos nutricionales y vitamínicos que se necesitan, el estado serológico (esto es la huella inmunológica que han dejado algunas infecciones en nuestro cuerpo a lo largo de nuestra vida), así como el estado endocrinológico principalmente tiroideo y el perfil bioquímico (PAPPA, B-HCG libre y/o PLGF) que se utilizará para estudiar, en la ecografía de semana 12, el riesgo de alteración cromosómica fetal a nivel de los cromosomas 13, 18 y 21.

Este primer trimestre de embarazo es uno de los más delicados o peligrosos, porque es cuando se aglutina el mayor porcentaje de pérdidas gestacionales. No conocemos una estadística exacta, pero se estima que hasta el 30% de los embarazos del primer trimestre pueden terminar en un aborto espontáneo. Por ello, es importante conocer los signos de alarma ante los que consultar con los profesionales que cuidan de tu salud, los más importantes son:

• Sangrado en cantidad similar a una menstruación: es normal presentar pequeños manchados tipo “spotting” al principio del embarazo debidos a la propia implantación del saco gestacional, pero cuando estos aumentan en cantidad hay que hacer una valoración urgente.
• Dolor intenso que no cede con cambios posturales o analgesia: puede aparecer dolor punzante tipo regla en las primeras semanas de embarazo, lo que nunca debe aparecer es un dolor de intensidad tan elevada que no consigamos controlar.
• Pérdida de los síntomas de embarazo: veréis cómo al principio del embarazo comienza a aumentar la turgencia mamaria, el cansancio, somnolencia y náuseas. Estos síntomas son variables y habrá días que se presenten en mayor o menor medida, pero una disminución súbita de los mismos requiere una valoración especializada.
• Vómitos “incoercibles”: la náusea se presenta en más del 80% de los embarazos en el primer trimestre, pero habitualmente es tolerable y no se acompaña de vómitos. Si nuestra embarazada presenta vómitos que no consigue controlar con las recomendaciones dietéticas y los fármacos aprobados para ello, debe acudir a urgencias, sobre todo cuando no consigue tolerar ni agua, para evitar una deshidratación que repercuta sobre el embarazo.

El final del primer trimestre del embarazo es uno de los momentos más bonitos y esperados. Esto ocurre coincidiendo con la ecografía del primer trimestre, que se realiza entre las semanas 11+5 y 14+3 de embarazo. En ella, el ginecólogo especializado en diagnóstico prenatal realizará un estudio pormenorizado y precoz de la anatomía fetal. Además, realizará varias medidas y observaciones que nos llevarán a poder estimar el riesgo de alteración cromosómica fetal (cromosomas 13, 18 y 21), con una fiabilidad de entre el 87 y el 94%.

A partir de este momento entramos en el segundo trimestre, empieza a disminuir este riesgo de aborto espontáneo tan temido y comienza un nuevo mundo de eventos que contaremos en el siguiente capítulo.

Rodrigo Orozco Fernández
Jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología
Hospital Universitario Quirónsalud de Málaga